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Dicho discurso quedaría luego plasmado en uno de los mejores libros sobre inversiones que he leído: Poor Charlie’s Almanack, donde Munger plasma gran parte de su filosofía de inversión y sus famosos lollapaloozas.
Los sesgos cognitivos son uno de los aportes más importantes de la psicología del comportamiento a la disciplina del arte de invertir. Conocerlos ayuda a darse cuenta de qué tan fácil es caer presa de los trucos de la mente.
“El primer principio es que no hay que engañarse a uno mismo, y uno mismo es la persona más fácil de engañar” decía el famoso físico Richard P. Heyman.
Conocer los diferentes sesgos cognitivos y conocerse a uno mismo es la mejor forma de evitar cometer errores al momento de invertir.
Si bien esta no intenta ser una guía exhaustiva, a continuación se mencionan algunos de los sesgos cognitivos más conocidos y por lo tanto más nombrados y analizados (siendo esta misma práctica un sesgo cognitivo en sí misma :D)
Sesgo de comportamiento de rebaño
El primer sesgo cognitivo y uno de los más comunes es el comportamiento de rebaño. Tal vez sea algo que proviene del instinto de supervivencia, pero uno siempre trata de replicar el comportamiento de los demás.
En el caso de las recomendaciones de inversión, cuando todos dicen que una en particular es la mejor elección, es cuando ya están todos comprados y por lo tanto cuando definitivamente es el peor momento para entrar ya que no habrá futuros compradores que sigan comprando y hagan subir el precio de la acción.
Li Lu, uno de los inversores en valor más famosos, gestor de Himalaya Capital, que invierte generalmente en empresas de China; aprendiz de Charlie Munger siempre dice que el comportamiento de rebaño es justamente lo que hace que el precio de las acciones fluctúe tanto en el día a día.
Si el precio de una acción es dado por el valor de flujos de fondos futuros descontado al presente, entonces es muy importante entender cuál es la visión de futuro predominante para entender cuál debería ser el precio de la acción. Según Li Lu, los seres humanos tendemos a homogeneizar las visiones del futuro debido al comportamiento de rebaño. Estas visiones de futuro tienden a ser muy frágiles y muy maleables.
Entonces, según Li Lu, cuando cambian las visiones de futuro entonces cambiar radicalmente el precio de la acción dando oportunidad al inversor en valor de elegir en qué empresas invertir para lograr una ganancia.
Este es uno de los sesgos cognitivos que permite que existan los inversores de valor que se aprovechan de los vaivenes psicológicos del mercado.
Sesgo de sobre confianza
El segundo sesgo que menciona Bernstein en su libro Los Cuatro Pilares de la Inversión es el sesgo de la sobre confianza. Este sesgo generalmente afecta mucho a los gestores de fondos que han tenido un buen rendimiento en el pasado y que creen que pueden hacerlo mejor que el resto del mercado.
Este sesgo cognitivo tiene una característica muy particular que hacer que cuanto más difícil sea la tarea en cuestión más sobre confianza se genera. Es decir que la persona en realidad tiene menos información para determinar su rendimiento. Esto es especialmente cierto en los fondos de inversión en donde el resultado de una decisión de inversión puede verse recién en 3 o 5 años.
Cuanto más tarda el feedback loop en llegar, más posibilidades de que exista un sesgo de sobre confianza hay; hay menos posibilidades de que el individuo haga una sobre calibración.
Relacionado a este sesgo, lo que ocurre es que se tiende a separar las áreas de éxito y fracaso. Dándole mayor peso a las áreas en donde se tuvo éxito y por lo tanto generando un exceso de confianza. El ser humano tiende a olvidarse rápidamente de las áreas de la vida en que fracasó, probablemente como un mecanismo de defensa.
Siempre además es más fácil atribuir el éxito a habilidad que a la suerte. Esto ocurre mucho en los fondos que tuvieron 3 años de buenos rendimientos generados por la suerte y no por la habilidad del gestor.
Sesgo de sobre ponderación del pasado inmediato
Este sesgo da mayor importancia a lo que ocurrió en un pasado cercano en la mente de un inversor y no tanta a lo que ocurrió en un pasado más lejano. Por ejemplo se tiene a sobre ponderar el rendimiento inmediato de los fondos de inversión y no se tiene tan en cuenta su rendimiento de años anteriores.
No solamente ocurre con los fondos de inversión sino también con algunas acciones en donde su rendimiento reciente es tenido en cuenta de una forma mucho más acentuada que se rendimiento histórico. De hecho las estrategias de trend following pueden llegar a funcionar debido a este fenómeno, si una acción está subiendo es probable que siga subiendo porque nuevos inversores se suman y quieren participar del proceso de incremento de precio.
Acá podés ver seguramente la combinación de dos sesgos, por un lado el sesgo cognitivo de darle más importancia al rendimiento reciente de una acción y por otro lado el sesgo cognitivo de comportamiento de rebaño en donde todos los inversores pasan a comprar una misma acción simplemente porque se puso de moda y todos la están comprando.
Sesgo de necesidad de excitación
El clásico ejemplo del casino en donde un ser humano racional jamás destinaría una parte de su dinero al casino ya que las chances de ganar son siempre favorables a la casa.
Sin embargo, existe un mecanismo en la mente de las personas que favorece los comportamientos en donde hay baja probabilidad de ganancia pero alta ganancia.
Ocurre lo mismo en juegos de lotería y general en los juegos de azar donde la ganancia prometida es sin duda muy grande pero las chances de ganar son extremadamente bajas.
Sesgo de aversión a la pérdida miope
Este sesgo cognitivo es tal vez un poco más difícil de explicar pero básicamente implica que los seres humanos tienden a priorizar los riesgos a corto plazo en lugar de los riesgos de largo plazo.
Por ejemplo al tomar una decisión de inversión se tiende a priorizar un bono que me garantiza que voy a perder plata en términos reales en lugar de invertir en una cartera de acciones en donde el riesgo percibido es mucho mayor (las carteras de acciones fácilmente pueden caer 20%).
Sesgo de los árboles no crecen hasta el cielo
Cuando la acción de una compañía esta subiendo y las ganancias de la misma no paran de crecer parece que esa acción es invencible y que nada puede ir mal. Hay una sensación de que la compañía puede crecer para siempre, sin embargo hay que tener en cuenta que una buena empresa puede ser una mala inversión; todo depende de donde esté el precio.
Un ejemplo de esto pueden ser los nifty-fifty de los años 60s/70s en los Estados Unidos en donde un grupo de compañías parecía imbatible y no paraba de subir, sin embargo todos sabemos cómo terminó eso.
Sesgo de aversión a la pérdida
Finalmente, el último sesgo cognitivo que te quería comentar hoy es el sesgo de aversión a la pérdida, y claramente es uno de los sesgos cognitivos más presentes en el mundo de las inversiones.
Los seres humanos tiene mucho más sufrimiento ante una pérdida que lo que disfrutan ante una ganancia. ¿Qué significa esto? Básicamente que nos duele mucho más perder algo una vez que lo tenemos que lo que disfrutamos tener algo una vez que lo ganamos.
El típico ejemplo es cuando rápidamente se vende una acción que generó una ganancia pero cuando una acción presenta una pérdida la “aguantamos” para ver si la misma podría llegar a recuperar.
Cómo contrarrestar los sesgos cognitivos
Luego de haber mencionado algunos de los sesgos cognitivos más comunes, se pueden divisar algunas estrategias utilizadas por los mejores inversores para evitarlos.
Estas estrategias fueron originalmente divisadas por William Bernstein en su libro “Los Cuatro Pilares de las Inversiones”.
Una de las formas más comunes de evitar el sesgo de comportamiento de rebaño es tratar de posicionarse siempre en las clases de activos menos favorecidas por la mayoría. En estas clases de activos generalmente se encuentra precios mucho más accesibles que en las acciones o activos que están de moda en un momento determinado.
Otra de las prácticas que recomienda Bernstein para evitar el sesgo de sobre confianza consiste en comprar el índice y dejar que el mercado haga el trabajo. Se ha demostrado una y otra vez que los fondos que replican el rendimiento de los índices de mercado tienden a ganarle sistemáticamente a la mayoría de los gestores activos.
Invirtiendo en un índice puedes estar seguro de que no caerás presa del sesgo de autoconfianza.
Uno de los sesgos cognitivos de los cuales se es víctima a la hora de invertir es el sesgo que se conoce en inglés como recency bias en donde se da más importancia a los sucesos que ocurrieron en un pasado cercado en lugar de dar igual peso a todos los hechos relevantes.
Este sesgo se nota mucho en la elección de fondos de inversión en donde generalmente los inversores minoristas y por qué no también las instituciones tienden a elegir un fondo en el cual invertir de acuerdo a su rendimiento en los últimos 3 o 5 años. Es por ello que Bersntein recomienda no prestar ningún tipo de atención al rendimiento pasado inmediato para tratar de predecir el rendimiento futuro de los mismos.
Ante el sesgo de necesidad de excitación, esa sensación propia de estar apostando en la ruleta de un casino por ejemplo, lo mejor es tratar de elegir activos que sean lo más aburridos posibles. De esta forma vas a poder estar seguro de que no estás poniendo tu dinero en un acción que genera esa excitación propia de los juegos de azar. Si ese es el caso mejor no destinar más del 5% del total de la cartera.
Otro de los consejos de la filosofía del comportamiento a la hora de invertir tiene que ver con la recomendación de tratar de mirar el portafolios de inversión lo menos posible. De esta forma no vas a tener la tentación de vender cuando las cosas no salen exactamente a cómo se esperaba. Siempre además conviene tener un porción del portafolio en efectivo para poder tener opcionalidad y aprovechar los momentos en los que el mercado baja para comprar las acciones que te gustan a un precio de liquidación.
Dice Dan Ferris, un famoso inversor en valor, que siempre tiene un 20% de la cartera en efectivo o en equivalentes de efectivo para poder aprovechar esos momentos de crisis en los que corre sangre en las calles.
La mayoría del comportamiento que tienen las acciones en el día a día es totalmente aleatorio y casi imposible de predecir con cierta certeza es por ello que lo que funcionó ayer puede no funcionar mañana y viceversa. Tener esta afirmación presente te hará entender que los árboles no crecen hasta el cielo.
Finalmente, una de las últimas recomendaciones que brinda Bernstein en relación a los sesgos cognitivos es tratar de considerar a la cartera como un todo ignorando el rendimiento de las partes individuales, de esta forma no vas a estar tentado a vender alguno de los activos que componen tu portafolio en un momento en donde no es oportuno.